25.1.08

No para nada.

No
no soy perfecta.
Cosas como esas no se preguntan.

No
no cerrés la puerta al salir
quiero ver afuera
quiero ver el aire
que hace mucho que no respiro.

21.1.08

Lapso

Dejar
fluir
Dejar
que los movientos
sean naturales.
Todo de nuevo.
Dejar dejar dejar
dejarme ir......
Que bien se siente.
Lapso.
Irme.
Voy y vuelvo.
Que bien se siente.
Y grito.
Un pequeño placer
mientras me dejo ir.

Mi niña

Ay mi niña
no te escapes tan así, tan de repente.
Ay mi niña
no te vayas donde mis brazos no puedan contenterte.
Tantas cosas tienes para descubrir todavía,
tantas batallas has librado buscando tu camino.
Ay mi niña
te vas donde mis pies no caminan,
donde no tengo manera de evocar tu nombre.
Y yo aquí, llorando con todo mi cuerpo destrozado.
Un grito en mi alma tan callado.
¡Mi niña no te vayas!
Y todo lo que conocemos y sabemos,
todo en derredor, cayendo como una llovizna.
No lo veo pero lo siento.
Tan hermoso y doloroso espectáculo.
Ay mi niña me desgarras con tu ida.
Mi niña, mi niña, mi niña.
Abrazo tu pequeño cuerpo y beso tu alma.
Mi niña, dulces sueños.

Dulce menester

De un blanco absoluto
suscita la fuerza
de la incipiente pasión.
Roja, roja bulle,
y manchando todo lo albúreo emerge.
Reina y señora de nuestros actos.
No la dejéis ir, mi dama.
Dejadla estar entre nosotros esta noche.
Dulce companía, dulce menester
de la dicha de los dos.

Razón

No se le puede negar a la razón
que es dueña y reina de nuestras acciones.
No se le puede negar, tampoco,
que adonde mande nosotros lógicos vamos.

Pero la razón se pierde frente a un corazón
precipitado.
Y no nos puede negar
el deseo conllevado a pasión.

No se le puede negar a la razón
que es tan dueña como nosotros pasajeros.
Vivificados en la escena de lo cotidiano,
no la negamos
la aceptamos hasta adorarla.
Hasta que llega el sentimiento desbocado,
tirando por la borda la racionalidad.
Volviendo cálidos y candentes
lo que antes era frío y preciso.

Y no podemos negar,
la razón del frenético arranque de vitalidad.
En ese instante en que creemos
perder la razón.

Al volver

Desnuda, inerte
desando mis pasos suavemente.
Porque hoy no puedo ser más que la sonrisa
perdida en el vago recuerdo del tiempo.

Para mí, que el tiempo pasó de lejos
es algo inevitable.

Cerraré bien la puerta,
pasaré con cuidado la página.
Poco a poco, mientras retorno
en las pisadas
en el barro.

Las manos ocultas

En las manos frías, sudorosas
había miedo y resignación.

El asombro había sido pasado,
olvidado fácilmente.

Había sido asesino y ahora era cobarde
y febril vergonzoso

Esas manos frías, de ultratumba
lo remitían una y otra vez en la escena truculenta.

Esas manos...
¿qué haría con ellas?


Siguió caminando, extraviado,
con las manos ahora metidas en los bolsillos.

Si...

Si pudiera
quisiera no volver a llorar
nunca más
en tus brazos.

Si pudiera
sería alguien maravilloso,
digna de confianza,
llena de vitalidad.

Si pudiera
sería todos los días
un ruiseñor
en primavera.

Y en mi estío
si pudiera
si pudiera.

Roja

Oh, condenados
en la hoguera de las vanidades.
Por pecados de lujuria
de amor sin remordimientos.
Oh si supieran quienes nos condenan.
Aquellos ignorantes,
ciegos inquisitores,
negados al placer.
Si supieran, si sintieran.
Ah, si sintieran los cándidos besos,
vahídos de alcoba,
ojos ebrios de deseos.
Pero, condenan...
no saben, mi amor
no lo saben!
¡Escépticos con certificado médico!
¡Prohibidos bajo cintura!
¡Vestidos de blanco impoluto!
En sus ropas ausentes los signos del anhelo.
Y, oh, mientras mi cuerpo arde en la hoguera.
Mi alma también lo hace,
y para desgracia de aquellos seres abstentos,
mi alma bulle y arde de una roja pasión.

H

Mis fanatismos interpolados
se vuelven aristas inalcanzables.
Y corro y corro para llegar a alguna,
pero cuanto más lo hago menos me acerco.

Hoy pensé que ya era mañana
y me encontré aturdida en el ayer.
Partiendo cadenas para zafarme
en mi alma se desgarró una grieta.