21.1.08

Roja

Oh, condenados
en la hoguera de las vanidades.
Por pecados de lujuria
de amor sin remordimientos.
Oh si supieran quienes nos condenan.
Aquellos ignorantes,
ciegos inquisitores,
negados al placer.
Si supieran, si sintieran.
Ah, si sintieran los cándidos besos,
vahídos de alcoba,
ojos ebrios de deseos.
Pero, condenan...
no saben, mi amor
no lo saben!
¡Escépticos con certificado médico!
¡Prohibidos bajo cintura!
¡Vestidos de blanco impoluto!
En sus ropas ausentes los signos del anhelo.
Y, oh, mientras mi cuerpo arde en la hoguera.
Mi alma también lo hace,
y para desgracia de aquellos seres abstentos,
mi alma bulle y arde de una roja pasión.

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