Las manos ocultas
En las manos frías, sudorosas
había miedo y resignación.
El asombro había sido pasado,
olvidado fácilmente.
Había sido asesino y ahora era cobarde
y febril vergonzoso
Esas manos frías, de ultratumba
lo remitían una y otra vez en la escena truculenta.
Esas manos...
¿qué haría con ellas?
Siguió caminando, extraviado,
con las manos ahora metidas en los bolsillos.
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