21.1.08

Razón

No se le puede negar a la razón
que es dueña y reina de nuestras acciones.
No se le puede negar, tampoco,
que adonde mande nosotros lógicos vamos.

Pero la razón se pierde frente a un corazón
precipitado.
Y no nos puede negar
el deseo conllevado a pasión.

No se le puede negar a la razón
que es tan dueña como nosotros pasajeros.
Vivificados en la escena de lo cotidiano,
no la negamos
la aceptamos hasta adorarla.
Hasta que llega el sentimiento desbocado,
tirando por la borda la racionalidad.
Volviendo cálidos y candentes
lo que antes era frío y preciso.

Y no podemos negar,
la razón del frenético arranque de vitalidad.
En ese instante en que creemos
perder la razón.

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